jueves, 16 de junio de 2005

El vino y todo lo demás (también)

Desde que empecé a escribir –esta tarde- hasta ahora ya negra noche, el vino ha ido goteando en mis venas con esa cadencia tan agradable que no se encuentra en otra bebida.
En este punto debo advertir un detalle que no quiero que pase por alto y que por su concreta concisión será un fragmento ajeno, en este caso de Oscar Wilde. Soy una persona de gustos sencillos, sencillamente me gusta lo mejor. Aclarado este punto, quien no me conozca ya se puede hacer una idea de a qué me refiero cuando hablo de vino. No lo estoy bebiendo de un tetra-brick.


Este hecho incorporado a la novedad del estreno confluyen en gran elocuencia. No me gustaría defraudar expectativas. Soy perfectamente capaz de pasarme un mes sin escribir ni una sola línea sin ningún remordimiento. Por supuesto, tampoco es mi intención ser interesante. Es decir que no voy a estrujarme los sesos por contar historias entretenidas. Escribiré lo que me plazca, aunque no me plazca escribirlo. A menudo escribir duele, ya lo sabéis. Pero hoy no, hoy es agradable.

Buen vino, buenas últimas lecturas y una cierta felicidad (jamás es completa) con las mujeres (quede entre nosotros) han producido todas estas palabras que hoy he dejado a la vista de todos quienes quieran leerlas.
Leedlas, ponderadlas, masticadlas si queréis y decid si os placen o, por el contrario, os parecen un montón de cáscaras vacías. No me importará demasiado pues soy consciente de mis limitaciones y yo mismo soy mi peor crítico, el más implacable.


Ah, un último detalle. Sovint escric en català.

No hay comentarios: