jueves, 19 de octubre de 2006

Melancolía

Cada estado de ánimo tiene su música, como en una banda sonora vital, que suele ser distinta en cada persona. En mi caso, cuando la melancolía o tristeza me embarga, recurro siempre a Bill Evans. Me refiero, obviamente, al Bill Evan pianista.

Este músico, de una sofisticación armónica sobrecogedora, arrebatadoramente lírico e inconfundible desde las primeras notas arrancadas a su piano, empezó su carrera a finales de los 50. Fue precisamente en el 59 cuando participó junto al grandioso Miles Davis en Kind of Blue, indiscutiblemente el disco de jazz más influyente de todos los tiempos. Y en mi modesta opinión el mejor, todavía no superado.

Pero tras esta experiencia decidió formar su propio grupo, un trío. ¡Qué digo un trío! El trío. El mejor trío de jazz que jamás haya pisado un escenario. Él al piano y a su vera Scott Lafaro subliminando el bajo y Paul Motian marcando un precioso ritmo a la batería.

Con estos mimbres sin duda había que hacer algo grande. Y vaya si lo hizo. El 25 de junio de 1961 se juntaron los tres en las sesiones del Village Vanguard. De esa noche quedó una grabación asombrosa, brillante, única. Abrió el camino a las pequeñas formaciones de jazz, y lo hizo a lo grande. Es un disco melancólico, sí, pero hace sonreír por su virtuosismo y belleza. Y también puede provocar alguna lágrima o profundo suspiro. Lo que no provoca es indiferencia.

Y como mi actual estado de ánimo casa con esta música, aquí os la dejo para vuestro deleite. Bill Evans tocando Waltz for Debby en el Village Vanguard.





Algunas anécdotas al respecto.

De esta actuación se publicó Sunday at the Village Vanguard. Años más tarde, y debido a la aureola mítica adquirida, se publicaron el resto de temas en otro disco: Waltz for Debby.

El Village Vanguard era un local al que se iba a escuchar música mientras se tomaba una copa sentado en un mesilla redonda. En la grabación se oye el tintineo del hielo en esas copas.

El bajista Scott LaFaro murió en un accidente de coche, tan solo diez días después de la grabación. Bill Evans tardó un poco más, pero las drogas se lo llevaron a los 51 años.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un blog muy chulo, te sigo leyendo ;) Saludos.