sábado, 27 de octubre de 2007

Alti-bajos

Bonitas piernasNo soy ni alto ni bajo, sino todo lo contrario. Vaya, que según las estadísticas –esa disciplina que afirma que las mujeres españolas tienen 1,3 hijos, algo grotesco que a nadie parece sorprender– estoy, más o menos, en la media nacional. Y eso me permite, a mí que me gustan altas, que cuando se ponen zapatos de tacón sean igual o más altas que yo. Sé que hay muchos hombres –sin duda acomplejados– que no soportan esto. Hombres cuya patética virilidad les obliga a sentirse superiores a su mujer, y que esa superioridad se basa esencialmente en el aspecto físico. Lo que ignoran estos tipos es el prestigio que se gana al lado de una mujer que, encaramada a unos tacones de vértigo –y mejor si va luciendo las piernas–, no tenga que levantar, o incluso bajar, la barbilla para besarte. Vaya, que si es más bajo, algo bueno tendrá o, como escuché en un bar hace un tiempo, seguro que folla bien.

Sin embargo, hay otras cosas que prefiero que no sean muy altas, ya que no sólo no me benefician, sino que me perjudican de forma notable. Por eso me ha hecho tanta ilusión saber que este mes, después de dos años subiendo, ha bajado el puto Euríbor. Si sigue la tendencia me podré permitir algún extra. Por ejemplo añadir algunas lentejas a las patatas.

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