martes, 18 de diciembre de 2007

La certeza de las cifras

La certeza de las cifras es inapelable. Es como cuando nos sentimos mal y esperamos la justificación de unas décimas o unos grados de fiebre que nos compensen el malestar. Si uno se siente mal pero sin fiebre, se siente doblemente mal, porque nada puede justificar su estado. La fiebre nos confiere la aureola oficial de enfermo, y eso nos produce una secreta satisfacción.

Algo parecido ocurre en los últimos días en mi casa. Desde siempre que ha hecho un frío del carajo. Una parte del piso, la del dormitorio, está bien aislada y la temperatura es confortable. Sin embargo la otra no. Entre que es bajo tejado y tiene la cocina abierta y el acceso a la terraza, unido a que es un piso viejo, de esa época en la que el concepto aislamiento térmico no existía, pues resulta eso, que hace un frío del carajo. Y antes ya lo sabía. Pero es que ahora lo sé y me lo recuerda constantemente la estación metereológica que me compré, en mala hora. Ahora mismo, en la calle marca 5 grados y una humedad del 93%. Dentro mucho mejor, pero lejos de ser confortable, se queda en poco más de 16 grados y 55% de humedad. Cuando he llegado esta tarde marcaba 12 grados. En la calle caía un fino granizo. Y lo peor de todo es que estas estaciones digitales modernas, han incluido caritas tipo messenger, smileys creo que se llaman. Se pone contenta por encima de los 20 grados, pero la mía siempre está triste, la muy perra; tanto que en un arrebato algún día acabará en el horno. En realidad no me hacía ninguna falta ese grafismo, pues me basta con mirarla a ella encogida en el sofá, con el forro polar y cubierta con una manta para saber que en casa hace frío. O tener los pies como un chuzo, como los tengo ahora, mientras intento escribir con los dedos entumecidos.

En fin, que antes tenía frío y ahora sigo teniéndolo, pero por lo menos tengo la certeza inapelable de las cifras.

Frío del carajo


PD: ¿Dónde puedo comprar un brasero?

4 comentarios:

Celia dijo...

yo te puedo prestar uno, brasero digo. Pero necesitarias una mesa camilla y sus sayas.

arrebatos dijo...

Estoy pensando en trasladar el ordenador a la cocina para escribir con los pies dentro del horno.

Isabel dijo...

Jaja,muy bueno,tanto que da escalofrios... ;-)

arrebatos dijo...

No te rías no... Estoy escribiendo con guantes (de esos sin dedos) y tengo los pies helados.