miércoles, 27 de febrero de 2008

Lo que vieron mis ojos

Estaba mirando la calle, con la modorra que tras la comida ni siquiera puede aplacar el café, sin poder librarme de la sensación de déjà vu, pensando que "esto me recuerda a algo, esto ya lo he visto yo, pero no sé dónde...". La oficina está en un chaflán del ensanche de Barcelona, en un piso alto, de forma que veo toda la calle Balmes hacia arriba, ligeramente descentrada a la izquierda. Hoy está el día brumoso, ni siquiera nublado, pues no se ven las nubes. Es ese velo de humedad que satura el aire y lo cubre y difumina, terminando en un fundido en blanco sucio a lo lejos, donde las esquinas se ablandan y el perfil de la montaña se confunde con el cielo de un blanco opaco y luminoso, pero que no hiere al mirarlo. No sabría decir dónde andará el sol a estas horas. Las ramas de los árboles desnudos, alineados a lo largo de las calles que cruzan en perpendicular, superpuestas unas tras otras creando una trama de ramitas como de redes amontonadas, terminan por acentuar esta sensación brumosa, blanda, de colores pálidos y apagados. Los coches avanzan despacio calle abajo, con desgana, en silencio, casi como si resbalaran por el asfalto. Un ruido estridente, un grito, sonaría fuera de lugar en esta tarde endomingada.

Finalmente he recordado. La calle Balmes era el Boulevard Montmartre; mis ojos los de Camille Pissarro hace más de cien años.

Le Boulevard Montmartre, temps de pluie, apres-midi (1897) de Camille Pissarro

3 comentarios:

Nepomuk dijo...

Te ha quedado como la letra resbaladiza de un tango apache. O dicho de otra forma... me ha encantado. Enhorabuena. Lo pariste perfecto.

arrebatos dijo...

Vaya, se agradece el elogio. Cuando tenga nietos, los congregaré a mi alrededor y les contaré que un día, cuando ya no era joven, escribí una letra resbaladiza de tango apache, y cuando pongan cara de no comprender, les confesaré que mi intención era escribir un fado watusi.

Isabel dijo...

Pues lleva razón Nepomuk; también me ha encantado,tal vez porque más que leerlo es como si lo estuviéramos viendo...
Muy buena descripción.Un abrazo.